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viernes, 30 de septiembre de 2016

GUIA DE CONOCIMIENTOS GENERALES CONCURSO OPOSICION








GUIA DE ESTUDIO DE LA PRUEBA DE CONOCIMIENTOS GENERALES COMUNES A TODOS LOS PUESTOS

El desarrollo de la cultura, principales revoluciones sociales, culturales y científicas de la humanidad.

La cultura es un sistema de comportamiento que comparten los miembros de una sociedad, y una sociedad es un grupo de personas que participa en una cultura común.

Se trata de anclar la cultura en todas las políticas de desarrollo, ya conciernan a la educación, las ciencias, la comunicación, la salud, el medio ambiente o el turismo y de sostener el desarrollo del sector cultural mediante industrias creativas: así, a la vez que contribuye a la reducción de la pobreza, la cultura constituye un instrumento de cohesión social.

Una revolución social es una transformación radical del conjunto de las relaciones e interacciones sociales cotidianas de un grupo humano dentro de un espacio territorial liberado, sea una ciudad, país, etc. Dentro de la lógica de “los objetivos iguales a los métodos” la resistencia y liberación del día a día también es de por sí una revolución social, y esta última consiste en gran parte en lo primero, logrando así una evolución profunda de la vida humana. Actualmente, debido a cómo se ha ido dando la coyuntura histórica y la práxis, no se puede hablar de una distancia sustancial entre las propuestas libertarias de evolución social y las de revolución social.

Conviene resaltar una especie de esquema o secuencia que, a modo de falsilla, se repite en las grandes revoluciones políticas y social que se aprecia con una especial nitidez en los casos de Inglaterra (siglo XVII), Francia (1789) y Rusia (1917). El movimiento revolucionario comienza aparentemente con unos objetivos moderados: más que cambiar se pretende reformar. Pronto los reformistas son desplazados y llega la hora del radicalismo, que busca crear un Estado y una sociedad nuevos, objetivo que exige la organización de un poder.

Fuerte y concentrado; por último, consolidadas las conquistas revolucionarias, se puede hablar ya de la entrada de una nueva forma de organización política, haciéndose desde entonces innecesaria la dictadura. 

Pero por revolución no debe entenderse sólo el asalto al poder por una nueva clase social. Revolución es también un cambio rápido en las estructuras clave de la sociedad.

Pueden distinguirse así en el Mundo Moderno una revolución intelectual y científica, una revolución técnica o industrial, otra educativa, y también la demográfica. Lo que ocurre es que cualquiera de ellas, y más todas en conjunto o interrelacionadas, producen necesariamente alteraciones políticas profundas, de tal manera que, por ejemplo, sin la industrialización es imposible comprender el triunfo del Estado liberal, y, sin el cambio intelectual y educativo, no habría sido viable el establecimiento del Estado democrático.

Entendida la revolución como un cambio radical, y la cultura como las manifestaciones y creaciones del hombre, llamamos revolución cultural a aquellas innovaciones que han marcado una modificación muy importante en el sistema de creencias, valores, tradiciones, lengua o arte de los pueblos de la humanidad.


Así por ejemplo, el Renacimiento fue una revolución cultural que significó una vuelta a la antigüedad griega y romana, en cuanto su pensamiento y a su arte. Desde que finalizó la crisis del siglo XIV, comenzó a desarrollarse la ciencia en sentido moderno, como saber experimental, crítico y racional. El avance del Humanismo, con la colocación del hombre en el centro de las preocupaciones, favoreció el despegue y apogeo de las ciencias y las artes.

Los homo sapiens habíamos imaginado diferentes formas de explicar el mundo, todas ellas derivadas de nuestra preocupación por proyectar la existencia más allá de las limitaciones en que nos encontrábamos y de la muerte. Era el pensamiento mítico o religioso. Pero hacia el siglo vii a.C. los primeros filósofos iniciaron una nueva forma de pensar radicalmente distinta. Ya no se trataba de buscar explicación a los fenómenos naturales acudiendo a supuestos seres sobrenaturales (los dioses); se explicaba la naturaleza por ella misma, razonando a partir de lo que observaban. Pensaban que lo que sucedía coincidía con unas leyes fijas; no era el capricho de unos seres sobrenaturales. La naturaleza empezó así a ser pensada como un cosmos (un todo ordenado) y no como un caos.

En determinados momentos de la historia se han producido cambios radicales en la forma de pensar el mundo y avances espectaculares; son las llamadas revoluciones científicas. A partir del siglo iii a.C., se produjo la llamada revolución científica del helenismo. En la antigua Grecia empezaron a existir algunas ciencias particulares, como la astronomía, la física, las matemáticas o la medicina. Se promovió la investigación desde el poder, como en la Alejandría de los Ptolomeo, y mucha gente de buena posición social adquiría un saber como afición para llenar su abundante tiempo de ocio. Esta revolución científica se paró en las puertas del maquinismo, no derivó en una aplicación tecnológica de los conocimientos adquiridos. La existencia de un modo de producción esclavista, sin problemas de mano de obra, no facilitó que se usasen los conocimientos adquiridos para aumentar la productividad. Muchos de los conocimientos del periodo helenístico pasaron desapercibidos para la industria humana hasta los orígenes de la Edad Moderna. Como su nombre indica, el Renacimiento (siglo xv) fue un movimiento cultural de recuperación de esos saberes antiguos, dejados de lado durante el periodo medieval, en el cual las supersticiones y la forma religiosa de entender el mundo volvieron a ser hegemónicos en Europa. Gracias, en buena parte, a la labor de los árabes, la ciencia antigua de los griegos fue conservada y recuperada por el occidente cristiano, que salía de la noche medieval. De forma casi clandestina en un principio y después de forma cada vez más abierta, la revolución científica moderna propicia un cambio radical por el cual la ciencia no dejará ya de desarrollarse hasta nuestros días. Renace la actitud entusiasta por conocer el mundo y se pretende convertirlo en dominio propio del hombre. Poco a poco, va surgiendo la nueva ciencia, que entiende la naturaleza como un «todo mecánico», regido por leyes matemáticas, exactas y permanentes. La ciencia reduce la naturaleza a pura objetividad mesurable. Esta será la más fértil revolución científica de la historia de la humanidad. Veamos una presentación sintética de la misma:

• N. Copérnico (1473-1543)

Recoge la teoría heliocéntrica del griego Aristarco, olvidada en la antigüedad, y la contrapone a la comúnmente aceptada teoría geocéntrica de Claudio Ptolomeo, que concordaba más con las creencias de la tradición cristiana. Copérnico parte del presupuesto de la estructura matemática del universo, de raíz pitagórica, y muestra que su hipótesis simplifica enormemente la explicación de los movimientos celestes observados. Su teoría es combatida tanto por luteranos como por católicos.

• T. Brahe (1546-1601)

Se dedica a la observación astronómica y funda un observatorio con numerosos colaboradores. Suministra gran cantidad de datos con los que J. Kepler (1571-1630) confirma la teoría heliocéntrica de Copérnico, al descubrir las leyes reguladoras del movimiento de los planetas en torno al Sol.

• Galileo Galilei (1564-1642)

Se convierte en gran propagandista de la «nueva ciencia». Comienza a utilizar el telescopio con finalidades científicas y realiza diversos descubrimientos que confirman la teoría copernicana. A pesar de todo, esta actitud le llevará a padecer dos procesos inquisitoriales en Roma, cuyo resultado será la condena por parte de un tribunal eclesiástico para abjurar del heliocentrismo.

• I. Newton (1642-1727)

Supone la culminación del proceso de formación de la ciencia moderna. Destaca por su capacidad de coordinación, unificación y simplificación de las teorías científicas que se habían ido formulando en los 150 años precedentes, desde Copérnico. Su Ley de la gravitación universal supone la reducción a una sola ley matemática de los movimientos de todos los astros y los mares.

Algunas de las Revoluciones Científicas más importantes de la historia son las siguientes:

- 1543. REVOLUCIÓN COPERNICANA: Nicolás Copérnico demuestra al mundo que el Sol no gira alrededor de la Tierra sino que la Tierra junto con el resto de planetas gira alrededor del Sol. 

- 1687. REVOLUCIÓN NEWTONIANA: Isaac Newton publica la obra titulada "Philosopiae Naturalis Principia Mathematica" que es considerada la obra científica más grande jamás escrita. En ella se establecen los principios del Cálculo diferencial, de la Mecánica, de la Gravedad y de la Óptica además de establecer importantes estudios sobre fluidos, ondas de sonido y transmisión de calor.

- 1859. REVOLUCIÓN DARWINIANA: Charles Darwin publica su obra "El origen de las especies" donde se establecen los fundamentos de la teoría de la Evolución clave para el estudio de los seres vivos.

- 1864. REVOLUCIÓN ELECTROMAGNÉTICA: Carl Maxwell basándose en los estudios de Faraday y de otros científicos establece los fundamentos de la fuerza electromagnética, base de toda la tecnología moderna.

- 1900. REVOLUCIÓN CUÁNTICA: Max Planck expone su trabajo sobre la radiación del cuerpo negro lo que marcaría el comienzo de la era de la Mecánica Cuántica.

- 1905-1916. REVOLUCIÓN RELATIVISTA: Albert Einstein publica la teoría de la Relatividad Especial y la teoría de la Relatividad General que cambiarían nuestra concepción del espacio-tiempo y de la gravedad. 

AUTORES DOMINICANOS: PEDRO MIR, PEDRO HENRIQUEZ UREÑA, EMILIO PRUD´ HOMME, ROBERTO CASSA.

PEDRO MIR (1913 – 2000)

Nació en San Pedro de Macorís y murió en Santo Domingo. Poeta, narrador, ensayista y profesor universitario dominicano. Por su profunda voz poética se le considera como uno de los grandes bardos de la poesía hispanoamericana con tema de compromiso social, a favor de los explotados.

Hijo de un cubano y una puertorriqueña, vivió en un área dedicada al cultivo de la caña de azúcar. Esta mezcla de razas y culturas que le tocó vivir se manifiesta en la su labor de poeta, que se puede ver reflejada en muchos de sus mejores poemas.

Estudió Leyes en la Facultad de Derecho y se doctoró en esta materia, llegando a ser profesor universitario. Pero su fama le viene de sus poemas que aparecieron por primera vez en Listín Diario. Estos primeros poemas despertaron el interés de algunos críticos, pensando que sería el portavoz y mensajero de la voz dominicana de aquellos tiempos inquietos.

Pero esta esperanza no se hizo sentir hasta que, desde el exilio en Cuba, apareció su largo poema: "Hay un país en el mundo", con el subtítulo de "Poema gris en varias ocasiones", hermoso canto a su país de origen, Santo Domingo, carente de identidad y libertad por haber estado siempre colonizado socioeconómica y políticamente por potencias extranjeras. Este primer poema vino a considerársele como una nueva poética. Todo su poemario, de hecho, es un grito de protesta contra estas fuerzas ajenas y una llamada de atención a la falta de identidad nacional. Con este poema se consagró el poeta más representante de su país en el siglo XX y, quizás, uno de los más grandes del mundo de las letras hispanoamericanas.

Le siguieron a éste otros poemas importantes, como "Si alguien quiere saber cuál es mi patria", "Amén de mariposas" y "Concierto de esperanza para la mano izquierda", etc., de los cuales damos algunos ejemplos aquí. 

Pedro Mir se convirtió, no solamente en el interés de los críticos, por el valor estético de sus poemas, sino también de su gente, en "la voz del pueblo", puesto que incluso por las calles muchos iban recitando sus masivos e iluminados poemas sociales. Quizás por ese retintineo, esos versos en forma de estribillos, ese martilleo constante y ese ritmo interno en forma de baile. Es todo él una mezcla de popularismos y cultismos, cosa muy inusitada entre los poetas de su categoría.

PEDRO ENRIQUEZ UREÑA (1884 – 1946)

Nació en Santo Domingo el día 29 de junio de 1884. Hijo de la escritora dominicana Salomé Ureña de Henríquez y de Francisco Henríquez y Carvajal.

Desde niño, recibió una especial educación. Su familia perteneció a la tradición cultural de Santo Domingo. Su hogar fue centro de gran actividad intelectual, reuniéndose en él, grandes figuras políticas e intelectuales como José Martí y Eugenio María de Hostos. 

Henríquez Ureña fue un asiduo asistente a centros de reuniones y lecturas donde desarrolló el gusto por los clásicos y modernos, por el teatro español, la novela francesa y el teatro de Ibsen que le descubrió un mundo nuevo: la literatura moderna.
Vivió en Cuba, México, Estados Unidos, Argentina y finalmente en Francia, donde publicó Horas de estudio (1910), una recopilación de sus primeros trabajos. 

Entre sus obras destacan, El Nacimiento de Dionisio (1916), En la orilla: mi España (1922), La utopía de América (1925), Seis ensayos en busca de nuestra expresión (1928), La cultura y las letras coloniales en Santo Domingo (1936), y la obra póstuma Corrientes Literarias en la América Hispana (1949), aunque ésta se había editado en inglés en 1945. 

Vivió sus últimos años en la ciudad de La Plata (Argentina). Allí ejerció la docencia, dio conferencias y trabajó en actividades literarias.

La vida y obra de Pedro Henríquez Ureña comprendió varias etapas, dos en Estados Unidos, la primera, a los 17 años pasó tres años en Nueva York, aprendió el idioma, entró en contacto con las mejores bibliotecas y los más grandes valores musicales y teatrales; ahí conoció la verdadera vida americana y aprendió a estimarla en su verdadero valor. 

La segunda vez que estuvo en Estados Unidos fue de noviembre de 1914 hasta 1920, etapa en donde alcanzó una sólida formación profesional y docente. Obtuvo la maestría en Arte y el grado de Doctor en Letras. 

Ahí se vinculó con el Centro de Estudios Históricos de Madrid. Impartió sus cursos en el Departamento de Lenguas Romances: "Vidas y costumbres en Hispanoamérica" en la Universidad de Minnesota.

La estancia de Pedro Henríquez Ureña fue una decisión que marcó el destino de su vida, encontró una afirmación de su propio ser dentro de un ámbito cultural, halló aquí el contenido esencial de su obra; un sentido de la América hispánica, descubrió en México otro mundo.

Vivió su última etapa en Argentina y abarcó de 1925 hasta su fallecimiento en mayo de 1946. Fue esta de intenso trabajo intelectual, característica primordial en la vida de Pedro Henríquez Ureña. 

En este país fue maestro del Colegio Nacional de la Plata, impartió conferencias, publicó un libro de gramática, fundó la Universidad Popular Alejandro Korn, participó en congresos, prologó la colección Cien Obras Maestras, concibió la Colección Grandes Escritores de América, organizó la Biblioteca Americana y recibió la Cátedra Charles Eliot Norton en la Universidad de Minnesota, siendo el primer latinoamericano en ocuparla.

Pedro Henríquez fue un permanente educador y descubridor de vocaciones. Alfonso Reyes, su amigo de toda la vida escribió: "enseñaba a ver, a oír y a pensar, y suscitó una verdadera reforma de la cultura”. 

Se identificó con México, amó a México, fue su meta, estudió sus manifestaciones culturales y descubrió sus características. Así pues, habló de México como el primero de los países de Latinoamérica donde surge y se encarna un sentimiento colectivo iberoamericano que aspira a crear una cultura propia de nuestra raza.

Calle Pedro Henríquez Ureña

La denominación de la calle Pedro Henríquez Ureña se produjo después de la caída de la tiranía, aunque el humanista fue exaltado por el trujillato a la hora de su muerte.
Para 1955 la vía figura como Plinio Pina Chevalier. Nace en la Doctor Delgado y muere en la avenida Abraham Lincoln.

Andrés L. Mateo considera que es una de las designaciones "más merecidas de nuestro país por el propio modelo que el homenajeado encarna en su vida, es un intelectual cuya acción cotidiana y reproducción de la vida material básicamente descansaba en la enseñanza. Siempre se dio de sí para afuera. Todo lo que él generó como riqueza a su alrededor, estaba centrado en la educación, en ninguna otra cosa".

EMILIO PRUD' HOMME (1856 – 1932)

El poeta más ferviente de la literatura de la independencia, autor de nuestro canto épico, de las patrióticas notas del himno nacional, quién inspiró las bélicas letras, que exaltaron el patriotismo, la soberanía y la defensa de la Independencia Nacional. 

Nació el 21 de junio de 1856 y desde muy joven se dedicó al magisterio, actividad a la que dedicó unos treinta años de su vida. Fue un gran colaborador de don Eugenio María de Hostos. Sirvió como profesor en la escuela "Perseverancia" de Azua y en el Liceo Dominicano y como Director de la Escuela Normal. 

Su amor y entrega a la libertad no estaba circunscrito a su país sino a los demás pueblos de América y, solidarizándose con la lucha independentista puertorriqueña contra el dominio español escribió "Contra Hibridismo".

Fue un ferviente opositor a la intervención norteamericana de 1916 que le arrebatara la soberanía al pueblo dominicano y alterara la educación. Como consecuencia, Prud'Homme abandonó por un tiempo el magisterio y se dedicó al ejercicio de su profesión de abogado. 

No se interesó particularmente por la política, pero llegó a desempeñar cargos como el de Diputado al Congreso y Secretario de Justicia e Instrucción Pública, posiciones que ocupó mientras duró el gobierno de Francisco Henríquez y Carvajal (31 de julio de 1916 a 29 de noviembre de 1916).

La más importante de sus obras es, por supuesto, el himno nacional, primer canto épico. Fue escrito en 1883 y corregido en 1897, cuando por primera vez fue utilizado en actos oficiales. 

La música es del maestro José Reyes. Aunque fue difundiéndose cada vez más y reconociéndose como el Himno de la Nación, no fue sino hasta el año de 1934 cuando Rafael Leónidas Trujillo Molina, por entonces presidente de la República lo consagró como Símbolo Nacional e hizo obligatorio que el pueblo le rindiera homenaje.

Entre otras de sus obras de carácter nacionalista pueden mencionarse: "El 16 de Agosto", "A la juventud dominicana"; "A mi Patria"; "Déjame Soñar"; "Mi tierra mía" y "Gloria a la idea". 

Otros poemas basados en ideas americanistas son: "A Bolívar" y "Canto a América".
Vivió en Santo Domingo sus últimos tiempos, desempeñando el cargo de Juez de la Suprema Corte de Justicia en 1930. Murió en 1932. 

ROBERTO CASSA  (1948 – )

Roberto Cassá Bernaldo de Quirós nace el día 12 de septiembre del año 1948, hijo del abogado José Cassá Logroño y la española María Bernaldo de Quirós Villanueva, de origen noble, sus primeros estudios los realizó en el Colegio Santa Teresita; se graduó de bachiller en el liceo Manuel Rodríguez Objío.

Para el año 1974 obtiene su Licenciatura en Historia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo: en el año del 1988 obtiene una maestría en estudios de la Historia Latinoamericana y un doctorado en Sociología, ambos en la Universidad Autónoma de México. Fue profesor de Historia Social Dominicana e Historia Social Universal en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo desde el año 1975 hasta 1985.

A partir del año 1987 fue empleado como catedrático del Centro de Investigación y Docencia Económica de México, donde impartió clases de Historia Económica. 

Asimismo, fue profesor de Historia en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales desde 1986 hasta 1989. También fue profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo durante más de dos décadas.

Ha participado en numerosos proyectos de investigaciones históricas, sociológicas y económicas auspiciadas por instituciones privadas, estatales y académicas, además es presidente de la Academia de la Historia Dominicana y miembro de la Academia de Ciencias de la República Dominicana y de la Asociación de Historiadores de América Latina y el Caribe.

Recientemente la XV Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2012 rindió honor a la trayectoria de este historiador, sociólogo y educador dominicano, designando una de las calles de la Plaza de la Cultura Juan Pablo Duarte con su nombre
Algunos de sus ensayos y obras más conocidos son:

 1974  Los taínos en la Española
 1977 Historia social y económica de la República Dominicana
 1980 Elementos introductorios a la teoría materialista de la historia.
 1982 Capitalismo y dictadura.
 1986 Los doce años: contrarrevolución y desarrollismo.

1990 Movimiento obrero y lucha socialista en la República       Dominicana.
  1999 Orígenes del movimiento 14 de junio.





EL RELIEVE DE LA REPUBLICA DOMINICANA

El Pico Duarte es el pico más alto de la República Dominicana con una altura de 3,175 metros. Esta se encuentra ubicada en la Cordillera Central del país.

La Cordillera Central va de Noroeste al Sudeste y es la de mayor longitud. En ella se encuentran las alturas máximas de las Antillas:

-El Pico Duarte: 3,175 metros
-La Pelona: 3,150 metros
-La Rusilla: 3,029 metros

La Cordillera Septentrional o Sierra de Monte-Cristi se encuentra al Norte. Esta se ve desde las proximidades de la ciudad de Monte-Cristi  hasta Villa Riva.
Las mayores elevaciones son:

 -La montaña Diego de Ocampo: 1,250 metros
-El Peñón: 1,100 metros
-El pico Murazo o Jicome: 1,020 metros
-El Mogote: 970 metros
-La montaña Isabel de Torres: 800 metros

La Cordillera Oriental es conocida también como la Sierra del Seibo, esta se extiende desde Cotuí  hasta Higüey.  En esta zona se encuentran los Haitises.

Al Este de la cordillera Central se encuentra la Sierra de Yamasá. En esta sierra se encuentra la loma de Siete Picos o Siete Cabezas (853 metros) y la montaña Mariana Chica (802 metros).

Desde Oviedo hasta Barahona se encuentra la Sierra de Baoruco. La montaña más alta es El Aguacate (2,100 metros).

Entre valle de Neiba y el valle de San Juan se encuentra la Sierra de Neiba. Aquí se encuentra con 2,260 metros el Monte Neiba.  Es una sierra muy seca y despoblada.

La Sierra de Samaná es la que más a sufrido los movimientos sísmicos, las montañas de esta zona son pequeñas, sólo dos superan los 500 metros.

DIVISION GEOGRAFICA Y POLITICA DE LA REPUBLICA DOMINICANA

División Política De La República Dominicana

 En la Republica Dominicana  hay un total de 31 provincias y un distrito nacional, 155  municipios y 228 distritos Municipales.

Regiones, Provincia y Municipio Principal
Capital de la República Dominicana (Santo Domingo)
Distrito Nacional                                                                                                  
Santo Domingo de Guzmán                                                                                                                                                              
Santo Domingo Este                                                                                                  
Santo Domingo                                                                                                     
Santo Domingo Norte
Región Este de la República Dominicana
La Altagracia                                                                                                    
Salvaleón de  Higuey  (higuey)
La Romana                                                                                                     
San Pedro de Macorís                                                                                             
El Seibo                                                                                                              
Santa Cruz del  Seibo (el seibo)                                                                                   
Hato mayor                                                                                                          
Hato Mayor del Rey (hato mayor)
Monte Plata                                                                                                         

Región Norte de la República Dominicana (Región del Cibao)

Santiago                                                                                                              
Santiago de los Caballeros (santiago)
Puerto Plata                                                                                                           
San Felipe de  Puerto Plata (puerto plata)
Espaillat                                                                                                              
Moca
Samaná                                                                                                              
Santa Bárbara de  Samana (samana)
Maria Trinidad Sanchez                                                                                        
Nagua  
Duarte                                                                                                                   
San Francisco de Macorís
Hermanas Mirabal                                                                                             
Salcedo
Montecristi                                                                                                          
San Fernando de  Montecristi (Montecristi)
Santiago Rodriguez                                                                                                
San Ignacio de Sabaneta (sabaneta)
Valverde                                                                                                                
Mao
Dajabón                                                                                                           
La Vega                                                                                                       
Concepción de la Vega (la vega)
Monseñor Nouel                                                                                                   
Bonao
Sanchez Ramírez                                                                                                 
Cotui

Región Sur de la República Dominicana

Barahona                                                                                                            
Santa Cruz de Barahona (Barahona)
Pedernales                                                                                                  
Pedernales
Independencia                                                                                                     
Jimani
Bahoruco                                                                                                             
Neiba
Peravia                                                                                                                  
Bani
Azua                                                                                                                    
Azua de Compostela (azua)
San Jose de Ocoa                                                                                                   
San José de Ocoa
San Cristobal                                                                                                         
San Cristobal
San Juan                                                                                                               
San Juan de la Maguana (San Juan)
Elías Piña                                                                                                   
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