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lunes, 6 de febrero de 2017

LAS MIGRACIONES EUROPEAS HACIA EL CONTINENTE AMERICANO





LAS MIGRACIONES EUROPEAS HACIA EL CONTINENTE AMERICANO


Los desplazamientos de grupos humanos, desde su lugar de origen a otros lugares, zonas o países (inmigración), existen desde que existe el ser humano.

Estos desplazamientos o cambios de residencia se producen por motivos muy variados: búsqueda del alimento, poblamiento de nuevas tierras, traslados forzados de esclavos, éxodos de minorías étnicas o religiosas acosadas por la violencia, horror de las guerras, causas políticas, etc.

Muchos grupos e individuos han migrado de forma involuntaria. Desde el siglo XV hasta la primera mitad del siglo XIX, millones de africanos, a menudo capturados por otros pueblos africanos, fueron apresados, sacados de sus tierras y vendidos como esclavos en países lejanos. En primer lugar fueron enviados a Portugal y después a otros países europeos, llegando en dirección este a lugares tan lejanos como la India, y en dirección oeste hasta los Estados Unidos, América.

El desarrollo de la Revolución Industrial dio origen al mayor proceso migratorio de toda la historia que no ha terminado aún, sino que está tomando nuevas formas: el llamado éxodo rural, que involucró a miles de millones de campesinos en todo el mundo que fueron dando origen, a su vez, al crecimiento descontrolado y excesivo de ciudades enormes.


En una primera oleada partieron hacia Estados Unidos y Canadá europeos de los países del centro y norte de Europa: Reino Unido, Alemania, Irlanda, Suecia, Noruega...   

En el último tercio del siglo XIX se unieron europeos de los países del sur y este de Europa, sobre todo de Italia, España, Portugal, Polonia e Imperio Ruso. Éstos ampliaron el espacio inmigratorio abarcando también a la zona central y sur de América: principalmente Argentina y Brasil. 

Los inicios de la industrialización en América del Norte, un continente prácticamente despoblado, ofrecía múltiples oportunidades de inversión y de trabajo a la población del centro y norte de Europa, primeros afectados por los procesos de industrialización. 

Cuando a finales de siglo América del Sur se integró en el sistema del comercio internacional, especializándose en la exportación de productos agrarios, la oferta de trabajo se amplió y atrajo a la población del sur de Europa, que en ese momento iniciaba el proceso de modernización económica.  


CONSECUENCIAS

Los movimientos migratorios generan una serie de consecuencias demográficas, económicas y sociológicas, tanto en los lugares de origen o emisores como en los de destino o receptores. En los lugares (países, regiones, ciudades) de origen, los efectos beneficiosos más evidentes son la aportación económica que reciben las familias de los emigrantes, el descenso del paro al reducirse la población en edad de trabajar (que es la que suele emigrar) y la reducción de las tensiones sociales. Las consecuencias negativas pueden ser, entre otras, los desequilibrios que se producen en la estructura demográfica al disminuir la población joven, tanto masculina como femenina (dependiendo del país), e incrementarse la tasa de envejecimiento demográfico; la pérdida de mano de obra cualificada y del interés por invertir en tecnología, educación, sanidad e infraestructuras básicas; y el desmembramiento del núcleo familiar en caso de ser migraciones individuales. 

En los lugares de destino, algunas de las consecuencias positivas más importantes son: el aumento de la población joven y de la natalidad; la aportación de mano de obra, necesaria para mantener el desarrollo económico y aumentar la población activa y los ingresos en seguridad social; y el enriquecimiento cultural. Entre los efectos negativos cabe mencionar la difícil integración social y absorción laboral ante excesivos flujos migratorios; los conflictos y tensiones sociales provocadas por actitudes xenófobas y racistas; y el aumento de la inmigración ilegal o irregular. 





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