¿Qué
fue Bretton Woods?
En julio de 1944, 44
países se reunieron en la ciudad estadounidense de Bretton Woods, New
Hampshire, para establecer el sistema monetario internacional de posguerra.
Aunque aparentemente era una conferencia de las Naciones Unidas, estuvo
estrictamente controlada y dirigida por los Estados Unidos. Esta reunión histórica que dio origen al Fondo Monetario
Internacional (FMI) y al Banco Mundial (BM), en un principio llamado
Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo (BIRD), marcó
el comienzo del dominio de Estados Unidos sobre el decadente poder imperial de
Gran Bretaña y posteriormente sobre los países en vías de desarrollo.
Tras
la Segunda Guerra Mundial nació la llamada Cooperación Internacional
Y en ese momento se
hizo evidente la existencia de dos bloques de países netamente diferenciados
por sus niveles de riqueza y bienestar: los que disfrutaban de una mejor
posición económica (los países industrializados) y los que se situaban en una
posición menos ventajosa (los países en vías de desarrollo). Para paliar esta
situación los primeros se comprometieron a transferir una serie de recursos a
los segundos.
Para este fin se creó
el Sistema Bretton Woods (1944-1976) que tenía como objetivo impulsar el
crecimiento económico mundial, el intercambio comercial entre naciones y la
estabilidad económica tanto dentro de los países como a nivel internacional,
diseñando un sistema monetario internacional de posguerra.
En
el acuerdo se crearon instituciones sumamente importantes:
El Fondo Monetario
Internacional (FMI) que debía garantizar el cumplimiento de las normas
acordadas en lo referente al comercio y las finanzas internacionales y
establecer facilidades de crédito para los países con dificultades temporales
de balanza de pagos.
El
Banco Mundial (BM) que fue creado para financiar el desarrollo a largo plazo.
El Acuerdo General
sobre Aranceles Aduaneros y el Comercio (GATT) creado en 1947, que tenía por
meta la liberación del comercio mundial (reducción de las barreras
arancelarias). En la década del 90, se convirtió en la actual Organización
Internacional de Comercio (OIC) cuyos objetivos iban paralelamente a los del
FMI.
En 1947, Estados Unidos
creó el Plan Marshall, con el fin de reconstruir Europa a cambio de que esta
última disminuyese sus barreras aduaneras y su inflación.
Se estableció un
sistema de cambio conocido como el patrón oro donde existían tipos de cambios
fijos en relación con el dólar norteamericano y un precio invariable del oro en
dólares (35 US$ la onza de oro). Los países miembros mantenían sus reservas en
dólares o en oro, y tenían derecho a vender sus dólares a la Reserva Federal a
cambio de oro al precio oficial.
Los recursos para la
asistencia monetaria del FMI vienen básicamente de las cuotas con que los
Estados miembros contribuyen al Fondo y son determinadas en función de diversos
indicadores, que tienen una repercusión enorme en el establecimiento de las
relaciones internas entre dichos Estados, ya que condicionan no solo el número
de votos sino también la cantidad máxima de dinero con los que puede contar
cada miembro. Esto significa que los países más ricos tiene la posibilidad de
acceder a volúmenes muchos más altos de financiamiento y con menos condiciones.
Así pues, desde un
principio los países creadores del BM y del FMI se habían garantizado un peso
suficiente para ser decisivos en la toma de decisiones en el seno de estas
organizaciones. No en vano una de las críticas dirigidas a estos dos organismos
es, precisamente, que fueron concebidos de manera que los EEUU se aseguraran el
control sobre sus intervenciones sin compartirlo con nadie más. Estados Unidos
se convirtió en la superpotencia del planeta y en el motor de crecimiento de la
economía mundial transformándose en el país hegemónico donde la Reserva Federal
pasa a ser el banquero del mundo y el dólar el medio principal de comercio, la
unidad de cuenta y la reserva de valor para el mundo.
Las políticas
macroeconómicas de los EE.UU. a finales de los años sesenta ayudaron a provocar
el derrumbamiento del sistema BW a comienzos de 1973.
La política fiscal
súper expansiva de los EE.UU. contribuyó a la necesidad de devaluar el dólar, a
principio de los setenta y los temores de que eso ocurriese desencadenaron unos
flujos especulativos de capitales huyendo del dólar, lo que hinchó las ofertas
monetarias de los países extranjeros. El mayor crecimiento monetario de los EE.UU.
alimentó la inflación interior y la extranjera, haciendo que los países fueran
cada vez más reacios a continuar importando inflación estadounidense a través
de los tipos de cambio fijos.
Una serie de crisis
internacionales que empezaron en la primavera de 1971, condujeron al abandono
de los lazos del dólar con el oro y los tipos de cambio fijos respecto del
dólar por parte de los países industrializados.
A mediados de los
setenta, el sistema de cambio fijo se desmoronó pero eso no significó que la
famosa institución cayera con él; el FMI evolucionó y se adaptó al mundo de los
tipos de cambio flotantes, la inflación y las problemáticas surgidas de las dos
crisis petroleras de los años setenta.
Los principales países
adoptaron tipos de cambio flexibles con esperanza de controlar su inflación y
con la intención de contar con un mecanismo automático de la balanza de pagos
que garantizase el equilibrio externo. El FMI empezó a extralimitarse en sus
funciones y lo hizo definitivamente en los ochenta con el problema de la Deuda
Externa.
Empezó entonces a
diseñar y negociar planes de ajuste estructural para los países no
desarrollados. Diseño incluso instrumentos de financiación a largo plazo. Sin
embargo, la ayuda que daba el FMI iba condicionada al cumplimiento de los
planes propuestos por las instituciones al país y aconsejaba amablemente a los
“clientes” cómo disfrazar con habilidad lo que el Fondo ordenaba para que
pareciese su “libre” decisión.
Hoy en día, el BM
presiona a los gobiernos para que acepten los principios del libre mercado.
Otra de las críticas que tiene que ver con la función real de estos organismos
es que, en sus relaciones con el Tercer Mundo, el FMI no se ha puesto como
objetivo impedir el endeudamiento excesivo, ni reducir la deuda.
Por el contrario, ha
sido el principal gestor de la Deuda Externa de los países del Sur,
obligándolos a insertar sus economías en el mercado globalizado, eso sí, en una
posición claramente dependiente. Esto a producido que las desigualdades no
hayan dejado de crecer entre los países del Norte y del Sur.
Los banqueros y
funcionarios bien pagados seguramente tienen muchas razones para regocijarse
con la creación de estos organismos encargados de poner “disciplina y orden” en
las economías de los países pobres y asegurar el pago de la deuda externa. Estos
dos hermanos siameses se han constituido en los principales factores de
desestabilización económica, política y social de los países del Sur y
generadores de pobreza, desigualdad e injusticia.
Sin duda alguna, las
instituciones nacidas de los Acuerdos de BW, son enormes burocracias,
extraordinariamente influyentes, en las cuales los países que forman parte del
FMI entran en un club en donde sólo unos cuantos tienen voto, mientras que el
resto está condenado a un papel pasivo y subordinado.
Fuente:
https://lasclavesdeloquepasa.wordpress.com/2011/11/09/el-acuerdo-bretton-woods-y-sus-consecuencias-en-la-actualidad/
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