Moralismo
pedagógico estadounidense y dominación económica y política: El Destino
Manifiesto. Doctrina de Monroe. Actualizaciones de Roosevelt, Wilson y
posteriores.
El Destino Manifiesto
La doctrina del Destino
manifiesto (en inglés, Manifest Destiny) es una frase e idea que expresa la
creencia en que Estados Unidos de América es una nación destinada a expandirse
desde las costas del Atlántico hasta el Pacífico. Esta idea es también usada
por los partidarios para justificar otras adquisiciones territoriales. Los
partidarios de esta ideología creen que la expansión no solo es buena, sino
también obvia (manifiesta) y certera (destino). Esta ideología podría resumirse
en la frase: «América para los americanos».
Dominación económica
El dominio económico puede estar basado en varios aspectos. Generalmente se relaciona sobre el control que puede tener un país, una empresa, un estado, sobre sus bienes, recursos del estado, dineros en arcas fiscales, políticas económicas internas, manejo de inversiones, de mercado, etc.
El dominio económico equivalente a lo que en economía se denomina ¨poder de mercado¨, es decir, la capacidad de imponer las condiciones del intercambio con prescindencia, en un grado apreciable, de competidores y consumidores.
Dominación política
Un sistema político se desarrolla en un medio ambiente multidimensional : natural y humano, intrasocietal y extrasocietal. Un objetivo prioritario de todo sistema político es lograr el dominio de su ambiente, en todas sus dimensiones. Hay tres modos básicos de relación con el ambiente: uno consiste en conquistarlo, poseerlo y usarlo; otro es llegar a un entendimiento que permita acceder a sus recursos y preservarlo a la vez; y el tercero es doblegarse a sus exigencias y asumirlo pasivamente. El dominio político se ha manifestado principalmente según el primer modo y tiende a evolucionar en los mejores casos hacia el segundo, que es más racional e implica un criterio de dominio a largo plazo. El tercer modo es ajeno a la noción de dominio.
Destino Manifiesto
La doctrina del Destino manifiesto (en inglés, Manifest Destiny) es una frase e idea que expresa la creencia en que Estados Unidos de América es una nación destinada a expandirse desde las costas del Atlántico hasta el Pacífico. Esta idea es también usada por los partidarios para justificar otras adquisiciones territoriales. Los partidarios de esta ideología creen que la expansión no solo es buena, sino también obvia (manifiesta) y certera (destino). Esta ideología podría resumirse en la frase: «Por la Autoridad Divina o de Dios».
El origen del concepto del "Destino Manifiesto" se podría remontar a la época en que comenzaron a llegar los primeros colonos y granjeros desde Inglaterra y Escocia al territorio de lo que más tarde serían los Estados Unidos. En su mayoría eran protestantes y puritanos.
Un ministro puritano de nombre John Cotton escribía en 1630:
Ninguna nación tiene el derecho de expulsar a otra, si no es por un designio especial del cielo como el que tuvieron los israelitas, a menos que los nativos obraran injustamente con ella. En este caso tendrán derecho a librar, legalmente, una guerra con ellos y a someterlos.
El cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia, para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino.
Para remontarse al origen de los debates sobre la apropiación territorial, como las que postula el Planisferio de Cantino, es posible extenderse a los orígenes del término Destino manifiesto. Aparece por primera vez en el artículo «Anexión» del periodista John L. O'Sullivan, publicado en la revista Democratic Review de Nueva York, en el número de julio-agosto de 1845. En él se decía:
Aceptación y rechazo de la tesis del Destino Manifiesto
El Destino Manifiesto no fue una tesis abrazada por toda la sociedad estadounidense. Las diferencias dentro del propio país acerca del objetivo y consecuencias de la política de expansión determinaron su aceptación o resistencia.
Los estados del noreste creían mayoritariamente que Estados Unidos debía llevar su concepto de “civilización” por todo el continente mediante la expansión territorial. Además, para los intereses comerciales estadounidenses, la expansión ofrecía grandes y lucrativos accesos a los mercados extranjeros y permitía así competir en mejores condiciones con los británicos. El poseer puertos en el Pacífico facilitaría el comercio con Asia.
Los estados del sur pretendían extender la esclavitud. Nuevos estados esclavistas reforzarían el poder del sur en Washington y servirían también para colocar a la creciente población de esclavos.
Este conflicto norte-sur se puso de manifiesto con la cuestión de la entrada de Texas en la Unión y fue una de las principales causas de la futura Guerra de Secesión.
También había grupos políticos que veían peligrosa la extensión territorial desmesurada; creían que su sistema político y la formación de una nación serían difícilmente aplicables en un territorio tan extenso. Esta posición era defendida tanto por algunos líderes de los Whigs como por algunos Demócratas-republicanos expansionistas, que discutían sobre cuánto territorio debía ir adquiriéndose.
Otro punto de discusión fue el empleo de la fuerza. Algunos líderes políticos (cuyo máximo exponente fue James K. Polk) no dudaban en intentar anexionarse el mayor territorio posible aun a riesgo de desencadenar guerras (como de hecho pasó) con otras naciones. Otros se opusieron (aunque tímidamente) al uso de la fuerza, basándose en que los beneficios de su sistema bastarían por sí solos para que los territorios se les unieran voluntariamente.
Se puede decir que los propios partidarios del "Destino Manifiesto" formaban un grupo heterogéneo y con diferentes intereses.
Doctrina Monroe
La Doctrina Monroe, sintetizada en la frase «América para los americanos», fue elaborada por John Quincy Adams y atribuida al presidente James Monroe en el año 1823. Establecía que cualquier intervención de los europeos en América sería vista como un acto de agresión que requeriría la intervención de Estados Unidos. La doctrina fue presentada por el presidente James Monroe durante su sexto discurso al Congreso sobre el Estado de la Unión. Fue tomado inicialmente con dudas y posteriormente con entusiasmo. Fue un momento decisivo en la política exterior de los Estados Unidos. La doctrina fue concebida por sus autores, especialmente John Quincy Adams, como una proclamación de los Estados Unidos de su oposición al colonialismo en respuesta a la amenaza que suponía la restauración monárquica en Europa y la Santa Alianza tras las guerras napoleónicas.
En 1880 de conformidad con la idea de que el Caribe y Centroamérica formaban parte de la "esfera de influencia exclusiva" de los Estados Unidos, el presidente Rutherford Hayesenunció un corolario a la Doctrina Monroe: «Para evitar la injerencia de imperialismos extra continentales en América, los Estados Unidos debían ejercer el control exclusivo sobre cualquier canal interoceánico que se construyese'». Dejaban así las bases de la posterior apropiación del canal de Panamá cuya construcción había sido abandonada por el francés Ferdinand de Lesseps en 1888, y excluían a poderes europeos que pudieran competir por los mercados del Caribe y Centroamérica, aprovechando la cercanía de Estados Unidos a la zona.
Misión Civilizadora
Los colonos norteamericanos procedentes del norte de Europa también llegaron con ansias de apoderarse de la nueva tierra. Si bien, en principio no eran tan propensos a exaltar la supuesta misión evangelizadora como lo hicieron los españoles, sí utilizarían también esta argumentación y la de un supuesto designio divino en la nueva tierra prometida para justificar la invasión violenta y la guerra que llevaron a cabo contra los habitantes del territorio que se encontraron por su camino. Era el Destino Manifiesto:
Esta creencia extendida entre los colonos, de que los EE.UU. estaban destinados a expandirse por todo el territorio norteamericano hasta el otro océano, tiene asiento en una ideología nacionalista con base religiosa. Creía y cree, en el derecho que tenían los primeros colonos a expandirse y ocupar la “nueva tierra prometida”. Se volvería a esa visión egocéntrica y racista de “un pueblo elegido”. Con esta creencia se vieron con derecho a la expansión desde el Atlántico hasta el Pacífico. Los partidarios de esta idea veían que no sólo era algo obvio (manifiesta), sino también que formaba parte de un destino.(3)
Aunque este término, el Destino Manifiesto, apareció como tal más tarde, a mediados del XIX, su ideología estaba ya presente con los primeros colonos.
Los debilitados [por la explotación, las enfermedades traída por los europeos y por la superioridad militar de estos] nativos locales dejaron espacio a los Puritanos que sucesivamente indicaron que como la tierra no estaba “ocupada” o “colonizada”, podía ser tomada legítimamente. Además, los ingleses dijeron que ellos eran gente “civilizada”, los indios “no tenían tierras, no tenían ninguna población asentada, no tenían ganado domesticado para mejorar el territorio…”(1)
La argumentación de la “misión civilizadora” hacia los “salvajes”, una vez más sería la base ideológica del ocupante, con ello paliaban posibles escrúpulos o remordimientos por las despiadadas e injustas acciones cometidas contra los nativos.
No hace falta decir que no había ninguna superioridad moral ni social en los nuevos colonizadores, pero era necesario crearlas para de algún modo justificar lo que de otro modo era algo difícilmente justificable. Los primeros colonos harían uso de esta ideología, junto a la de sus creencias religiosas basadas en la Biblia. Trataban de emular el mandato divino bíblico para ocupar el territorio prometido y acabar con o someter a los amalecitas americanos. Los amalecitas según el Antiguo Testamento luchaban contra el pueblo elegido. Esta visión de superioridad racial y cultural que tenían los europeos llegados a América les llevaba a hacer creer que tenían una misión civilizadora y redentora hacia los habitantes originarios de América. Incluso esta misión les fue dada a los colonos de Massachusetts por el Rey de Inglaterra en 1629, y puede verse en el gran sello de la Colonia de la Bahía de Massachusetts, en el que se aprecia a un indio sumiso y abatido con una inscripción que indica: “Venir por nosotros y ayudarnos”. En un claro gesto de minusvaloración y supuesta compasión hacia los considerados como salvajes, gesto y actitud hacia otros países y culturas que dura hasta nuestros días. Pero la supuesta ayuda de los nuevos colonizadores no iba a ser muy favorable para los supuestos ayudados, según comenta Noam Chomsky:
Y los colonizadores estaban siguiendo benevolentemente el mandato divino para ir por ellos y ayudarles. Resulta que les estábamos ayudando exterminándoles.(4)
No fue el respeto lo que imperó, tampoco fue el ansia de aprender de otras culturas y el ánimo de comerciar justamente con ellas lo que dominó en las relaciones que hubo. No, fue la codicia, con sus colaboradoras, la injusticia y la maldad, las que entraron en escena.
...los conquistadores no buscaban conocimiento, sino oro. Usaron sus armas superiores para saquear y asesinar. En su locura exterminaron a una civilización.
Denostamos a los conquistadores por su crueldad y miopía, por escoger la muerte. Admiramos a Lapérouse y los Tinglit [un explorador francés y unos pobladores de Alaska] por su coraje y sabiduría por escoger la vida.
Actualizaciones de Roosevelt
El corolario de Roosevelt es una sustancial alteración (llamada “enmienda”) a la Doctrina Monroe por parte del presidente de los Estados Unidos de América Theodore Roosevelt. En su estado alterado, la Doctrina de Monroe ahora consideraría a América Latina y el Caribe como territorio para expandir los intereses comerciales de los Estados Unidos en la región, adicional a su propósito original, de mantener la hegemonía europea fuera del hemisferio.
El corolario fue formulado ante el Congreso en el Discurso del Estado de la Unión del 6 de diciembre de 1904, una vez que las potencias europeas (Alemania, Inglaterra e Italia) habían amenazado con el Bloqueo Naval a Venezuela de 1902-1903. El motivo de la acción bélica fue cobrar por la fuerza el pago de una deuda contraída por el gobierno de Venezuela en las últimas décadas del siglo XIX, sin embargo el bloqueo fue levantado después de someterse las partes a un arbitraje bajo presión del mismo Roosevelt.
En esta enmienda se afirma, que si un país latinoamericano y del Caribe situado bajo la influencia de los EE.UU. amenazaba o ponía en peligro los derechos o propiedades de ciudadanos o empresas estadounidenses, el gobierno de EE.UU. estaba obligado a intervenir en los asuntos internos del país "descarriado" para reordenarlo, restableciendo los derechos y el patrimonio de su ciudadanía y sus empresas.
Este corolario supone, en realidad, una carta blanca para la intervención de Estados Unidos en América Latina y establece de facto derechos "quasi o neocoloniales" de EEUU sobre países de la región, derechos similares a los que tanto Inglaterra como Francia se otorgaban a sí mismos sobre los países de sus áreas de influencia de acuerdo a los tratados de la Entente cordiale firmados el 8 de abril de 1904.
Roosevelt aplicó su variante a la Doctrina Monroe por primera vez tomando las aduanas de la República Dominicana en 1905 para pagar a los acreedores extranjeros de esa nación. Este acontecimiento provocó una gran indignación en los dirigentes europeos y en particular del kaiser Guillermo II.
En un intento diplomático de revertir la percepción de "Imperialismo Yanqui" sembrada por los EEUU en 1904 al estilo del "Gran Garrote", el corolario Roosevelt fue suplantado por la Política de buena vecindad (el llamado panamericanismo) una iniciativa presentada por la administración del presidente Franklin Delano Roosevelt en el marco de la VII Conferencia Panamericana de Montevideo en diciembre de 1933. Entre las actividades de distensión y acercamiento se destaca la producción de filmes basados en las culturas de los países latinoamericanos como Volando a Rio, Los tres caballeros o Saludos amigos. Sin embargo los EEUU apoyaron las dictaduras de Fulgencio Batista en Cuba, de Rafael Leonidas Trujillo en República Dominicana, Anastasio Somoza en Nicaragua y Francois Duvalier en Haití.
Con el inicio de la Guerra Fria en 1945, Estados Unidos restableció la doctrina del Corolario Roosevelt con la finalidad de bloquear el avance del comunismo soviético en el hemisferio. En este caso EEUU considera que la amenaza de la instalación de regímenes izquierdistas o demasiado reformistas también implica una intervención, aunque menos directa. Sus acciones a la larga causaron que la mayor parte de América Latina y el Caribe se llegaran a convertir en antiestadounidenses, los efectos de esto último se aprecian aún hoy en día.
Fuente:
https://hormigacity.blogspot.com/2017/11/moralismo-pedagogico-estadounidense-y_1.html
klk
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