GUIA DE ESTUDIO
DE LA PRUEBA DE CONOCIMIENTOS GENERALES COMUNES A TODOS LOS PUESTOS
El
desarrollo de la cultura, principales revoluciones sociales, culturales y
científicas de la humanidad.
La
cultura es un sistema de comportamiento que comparten los miembros de una
sociedad, y una sociedad es un grupo de personas que participa en una cultura
común.
Se
trata de anclar la cultura en todas las políticas de desarrollo, ya conciernan
a la educación, las ciencias, la comunicación, la salud, el medio ambiente o el
turismo y de sostener el desarrollo del sector cultural mediante industrias
creativas: así, a la vez que contribuye a la reducción de la pobreza, la
cultura constituye un instrumento de cohesión social.
Una
revolución social es una transformación radical del conjunto de las relaciones
e interacciones sociales cotidianas de un grupo humano dentro de un espacio
territorial liberado, sea una ciudad, país, etc. Dentro de la lógica de “los
objetivos iguales a los métodos” la resistencia y liberación del día a día
también es de por sí una revolución social, y esta última consiste en gran
parte en lo primero, logrando así una evolución profunda de la vida humana.
Actualmente, debido a cómo se ha ido dando la coyuntura histórica y la práxis,
no se puede hablar de una distancia sustancial entre las propuestas libertarias
de evolución social y las de revolución social.
Conviene
resaltar una especie de esquema o secuencia que, a modo de falsilla, se repite
en las grandes revoluciones políticas y social que se aprecia con una especial
nitidez en los casos de Inglaterra (siglo XVII), Francia (1789) y Rusia (1917).
El movimiento revolucionario comienza aparentemente con unos objetivos
moderados: más que cambiar se pretende reformar. Pronto los reformistas son
desplazados y llega la hora del radicalismo, que busca crear un Estado y una
sociedad nuevos, objetivo que exige la organización de un poder.
Fuerte y concentrado; por último, consolidadas las conquistas
revolucionarias, se puede hablar ya de la entrada de una nueva forma de
organización política, haciéndose desde entonces innecesaria la dictadura.
Pero por revolución no debe entenderse sólo el asalto al poder por una
nueva clase social. Revolución es también un cambio rápido en las estructuras
clave de la sociedad.
Pueden
distinguirse así en el Mundo Moderno una revolución intelectual y científica,
una revolución técnica o industrial, otra educativa, y también la demográfica.
Lo que ocurre es que cualquiera de ellas, y más todas en conjunto o
interrelacionadas, producen necesariamente alteraciones políticas profundas, de
tal manera que, por ejemplo, sin la industrialización es imposible comprender
el triunfo del Estado liberal, y, sin el cambio intelectual y educativo, no
habría sido viable el establecimiento del Estado democrático.
Entendida
la revolución como un cambio radical, y la cultura como las manifestaciones y
creaciones del hombre, llamamos revolución cultural a aquellas innovaciones que
han marcado una modificación muy importante en el sistema de creencias,
valores, tradiciones, lengua o arte de los pueblos de la humanidad.
Así
por ejemplo, el Renacimiento fue una revolución cultural que significó una
vuelta a la antigüedad griega y romana, en cuanto su pensamiento y a su arte.
Desde que finalizó la crisis del siglo XIV, comenzó a desarrollarse la ciencia
en sentido moderno, como saber experimental, crítico y racional. El avance del
Humanismo, con la colocación del hombre en el centro de las preocupaciones,
favoreció el despegue y apogeo de las ciencias y las artes.
Los
homo sapiens habíamos imaginado diferentes formas de explicar el mundo, todas
ellas derivadas de nuestra preocupación por proyectar la existencia más allá de
las limitaciones en que nos encontrábamos y de la muerte. Era el pensamiento
mítico o religioso. Pero hacia el siglo vii a.C. los primeros filósofos
iniciaron una nueva forma de pensar radicalmente distinta. Ya no se trataba de
buscar explicación a los fenómenos naturales acudiendo a supuestos seres
sobrenaturales (los dioses); se explicaba la naturaleza por ella misma,
razonando a partir de lo que observaban. Pensaban que lo que sucedía coincidía
con unas leyes fijas; no era el capricho de unos seres sobrenaturales. La
naturaleza empezó así a ser pensada como un cosmos (un todo ordenado) y no como
un caos.
En
determinados momentos de la historia se han producido cambios radicales en la
forma de pensar el mundo y avances espectaculares; son las llamadas revoluciones
científicas. A partir del siglo iii a.C., se produjo la llamada revolución
científica del helenismo. En la antigua Grecia empezaron a existir algunas
ciencias particulares, como la astronomía, la física, las matemáticas o la
medicina. Se promovió la investigación desde el poder, como en la Alejandría de
los Ptolomeo, y mucha gente de buena posición social adquiría un saber como afición
para llenar su abundante tiempo de ocio. Esta revolución científica se paró en
las puertas del maquinismo, no derivó en una aplicación tecnológica de los
conocimientos adquiridos. La existencia de un modo de producción esclavista, sin
problemas de mano de obra, no facilitó que se usasen los conocimientos
adquiridos para aumentar la productividad. Muchos de los conocimientos del
periodo helenístico pasaron desapercibidos para la industria humana hasta los
orígenes de la Edad Moderna. Como su nombre indica, el Renacimiento (siglo xv)
fue un movimiento cultural de recuperación de esos saberes antiguos, dejados de
lado durante el periodo medieval, en el cual las supersticiones y la forma
religiosa de entender el mundo volvieron a ser hegemónicos en Europa. Gracias,
en buena parte, a la labor de los árabes, la ciencia antigua de los griegos fue
conservada y recuperada por el occidente cristiano, que salía de la noche
medieval. De forma casi clandestina en un principio y después de forma cada vez
más abierta, la revolución científica moderna propicia un cambio radical por el
cual la ciencia no dejará ya de desarrollarse hasta nuestros días. Renace la
actitud entusiasta por conocer el mundo y se pretende convertirlo en dominio propio
del hombre. Poco a poco, va surgiendo la nueva ciencia, que entiende la naturaleza
como un «todo mecánico», regido por leyes matemáticas, exactas y permanentes.
La ciencia reduce la naturaleza a pura objetividad mesurable. Esta será la más
fértil revolución científica de la historia de la humanidad. Veamos una presentación
sintética de la misma:
• N. Copérnico
(1473-1543)
Recoge
la teoría heliocéntrica del griego Aristarco, olvidada en la antigüedad, y la
contrapone a la comúnmente aceptada teoría geocéntrica de Claudio Ptolomeo, que
concordaba más con las creencias de la tradición cristiana. Copérnico parte del
presupuesto de la estructura matemática del universo, de raíz pitagórica, y
muestra que su hipótesis simplifica enormemente la explicación de los
movimientos celestes observados. Su teoría es combatida tanto por luteranos como
por católicos.
• T. Brahe
(1546-1601)
Se
dedica a la observación astronómica y funda un observatorio con numerosos
colaboradores. Suministra gran cantidad de datos con los que J. Kepler (1571-1630)
confirma la teoría heliocéntrica de Copérnico, al descubrir las leyes
reguladoras del movimiento de los planetas en torno al Sol.
• Galileo
Galilei (1564-1642)
Se
convierte en gran propagandista de la «nueva ciencia». Comienza a utilizar el
telescopio con finalidades científicas y realiza diversos descubrimientos que
confirman la teoría copernicana. A pesar de todo, esta actitud le llevará a
padecer dos procesos inquisitoriales en Roma, cuyo resultado será la condena
por parte de un tribunal eclesiástico para abjurar del heliocentrismo.
• I. Newton
(1642-1727)
Supone
la culminación del proceso de formación de la ciencia moderna. Destaca por su
capacidad de coordinación, unificación y simplificación de las teorías científicas
que se habían ido formulando en los 150 años precedentes, desde Copérnico. Su Ley
de la gravitación universal supone la reducción a una sola ley matemática de
los movimientos de todos los astros y los mares.
Algunas
de las Revoluciones Científicas más importantes de la historia son las
siguientes:
-
1543. REVOLUCIÓN COPERNICANA: Nicolás Copérnico demuestra al mundo que el Sol
no gira alrededor de la Tierra sino que la Tierra junto con el resto de
planetas gira alrededor del Sol.
-
1687. REVOLUCIÓN NEWTONIANA: Isaac Newton publica la obra titulada
"Philosopiae Naturalis Principia Mathematica" que es considerada la
obra científica más grande jamás escrita. En ella se establecen los principios
del Cálculo diferencial, de la Mecánica, de la Gravedad y de la Óptica además
de establecer importantes estudios sobre fluidos, ondas de sonido y transmisión
de calor.
-
1859. REVOLUCIÓN DARWINIANA: Charles Darwin publica su obra "El origen de
las especies" donde se establecen los fundamentos de la teoría de la
Evolución clave para el estudio de los seres vivos.
-
1864. REVOLUCIÓN ELECTROMAGNÉTICA: Carl Maxwell basándose en los estudios de
Faraday y de otros científicos establece los fundamentos de la fuerza
electromagnética, base de toda la tecnología moderna.
-
1900. REVOLUCIÓN CUÁNTICA: Max Planck expone su trabajo sobre la radiación del
cuerpo negro lo que marcaría el comienzo de la era de la Mecánica Cuántica.
-
1905-1916. REVOLUCIÓN RELATIVISTA: Albert Einstein publica la teoría de la
Relatividad Especial y la teoría de la Relatividad General que cambiarían
nuestra concepción del espacio-tiempo y de la gravedad.
AUTORES
DOMINICANOS: PEDRO MIR, PEDRO HENRIQUEZ UREÑA, EMILIO PRUD´ HOMME, ROBERTO
CASSA.
PEDRO MIR (1913
– 2000)
Nació
en San Pedro de Macorís y murió en Santo Domingo. Poeta, narrador, ensayista y
profesor universitario dominicano. Por su profunda voz poética se le considera
como uno de los grandes bardos de la poesía hispanoamericana con tema de
compromiso social, a favor de los explotados.
Hijo
de un cubano y una puertorriqueña, vivió en un área dedicada al cultivo de la
caña de azúcar. Esta mezcla de razas y culturas que le tocó vivir se manifiesta
en la su labor de poeta, que se puede ver reflejada en muchos de sus mejores
poemas.
Estudió
Leyes en la Facultad de Derecho y se doctoró en esta materia, llegando a ser
profesor universitario. Pero su fama le viene de sus poemas que aparecieron por
primera vez en Listín Diario. Estos primeros poemas despertaron el interés de
algunos críticos, pensando que sería el portavoz y mensajero de la voz
dominicana de aquellos tiempos inquietos.
Pero
esta esperanza no se hizo sentir hasta que, desde el exilio en Cuba, apareció
su largo poema: "Hay un país en el mundo", con el subtítulo de
"Poema gris en varias ocasiones", hermoso canto a su país de origen,
Santo Domingo, carente de identidad y libertad por haber estado siempre
colonizado socioeconómica y políticamente por potencias extranjeras. Este
primer poema vino a considerársele como una nueva poética. Todo su poemario, de
hecho, es un grito de protesta contra estas fuerzas ajenas y una llamada de atención
a la falta de identidad nacional. Con este poema se consagró el poeta más
representante de su país en el siglo XX y, quizás, uno de los más grandes del
mundo de las letras hispanoamericanas.
Le
siguieron a éste otros poemas importantes, como "Si alguien quiere saber
cuál es mi patria", "Amén de mariposas" y "Concierto de
esperanza para la mano izquierda", etc., de los cuales damos algunos
ejemplos aquí.
Pedro
Mir se convirtió, no solamente en el interés de los críticos, por el valor
estético de sus poemas, sino también de su gente, en "la voz del
pueblo", puesto que incluso por las calles muchos iban recitando sus
masivos e iluminados poemas sociales. Quizás por ese retintineo, esos versos en
forma de estribillos, ese martilleo constante y ese ritmo interno en forma de
baile. Es todo él una mezcla de popularismos y cultismos, cosa muy inusitada
entre los poetas de su categoría.
PEDRO ENRIQUEZ
UREÑA (1884 – 1946)
Nació
en Santo Domingo el día 29 de junio de 1884. Hijo de la escritora dominicana
Salomé Ureña de Henríquez y de Francisco Henríquez y Carvajal.
Desde
niño, recibió una especial educación. Su familia perteneció a la tradición
cultural de Santo Domingo. Su hogar fue centro de gran actividad intelectual,
reuniéndose en él, grandes figuras políticas e intelectuales como José Martí y
Eugenio María de Hostos.
Henríquez
Ureña fue un asiduo asistente a centros de reuniones y lecturas donde
desarrolló el gusto por los clásicos y modernos, por el teatro español, la
novela francesa y el teatro de Ibsen que le descubrió un mundo nuevo: la
literatura moderna.
Vivió
en Cuba, México, Estados Unidos, Argentina y finalmente en Francia, donde
publicó Horas de estudio (1910), una recopilación de sus primeros trabajos.
Entre
sus obras destacan, El Nacimiento de Dionisio (1916), En la orilla: mi España
(1922), La utopía de América (1925), Seis ensayos en busca de nuestra expresión
(1928), La cultura y las letras coloniales en Santo Domingo (1936), y la obra
póstuma Corrientes Literarias en la América Hispana (1949), aunque ésta se
había editado en inglés en 1945.
Vivió
sus últimos años en la ciudad de La Plata (Argentina). Allí ejerció la
docencia, dio conferencias y trabajó en actividades literarias.
La
vida y obra de Pedro Henríquez Ureña comprendió varias etapas, dos en Estados
Unidos, la primera, a los 17 años pasó tres años en Nueva York, aprendió el
idioma, entró en contacto con las mejores bibliotecas y los más grandes valores
musicales y teatrales; ahí conoció la verdadera vida americana y aprendió a estimarla
en su verdadero valor.
La
segunda vez que estuvo en Estados Unidos fue de noviembre de 1914 hasta 1920,
etapa en donde alcanzó una sólida formación profesional y docente. Obtuvo la
maestría en Arte y el grado de Doctor en Letras.
Ahí
se vinculó con el Centro de Estudios Históricos de Madrid. Impartió sus cursos
en el Departamento de Lenguas Romances: "Vidas y costumbres en
Hispanoamérica" en la Universidad de Minnesota.
La
estancia de Pedro Henríquez Ureña fue una decisión que marcó el destino de su
vida, encontró una afirmación de su propio ser dentro de un ámbito cultural,
halló aquí el contenido esencial de su obra; un sentido de la América
hispánica, descubrió en México otro mundo.
Vivió
su última etapa en Argentina y abarcó de 1925 hasta su fallecimiento en mayo de
1946. Fue esta de intenso trabajo intelectual, característica primordial en la
vida de Pedro Henríquez Ureña.
En este país fue maestro del Colegio Nacional de la Plata, impartió conferencias, publicó un libro de gramática, fundó la Universidad Popular Alejandro Korn, participó en congresos, prologó la colección Cien Obras Maestras, concibió la Colección Grandes Escritores de América, organizó la Biblioteca Americana y recibió la Cátedra Charles Eliot Norton en la Universidad de Minnesota, siendo el primer latinoamericano en ocuparla.
Pedro
Henríquez fue un permanente educador y descubridor de vocaciones. Alfonso
Reyes, su amigo de toda la vida escribió: "enseñaba a ver, a oír y a
pensar, y suscitó una verdadera reforma de la cultura”.
Se
identificó con México, amó a México, fue su meta, estudió sus manifestaciones
culturales y descubrió sus características. Así pues, habló de México como el
primero de los países de Latinoamérica donde surge y se encarna un sentimiento
colectivo iberoamericano que aspira a crear una cultura propia de nuestra raza.
Calle
Pedro Henríquez Ureña
La denominación de la calle Pedro Henríquez Ureña se produjo después de la caída de la tiranía, aunque el humanista fue exaltado por el trujillato a la hora de su muerte.
Para
1955 la vía figura como Plinio Pina Chevalier. Nace en la Doctor Delgado y
muere en la avenida Abraham Lincoln.
Andrés
L. Mateo considera que es una de las designaciones "más merecidas de
nuestro país por el propio modelo que el homenajeado encarna en su vida, es un
intelectual cuya acción cotidiana y reproducción de la vida material
básicamente descansaba en la enseñanza. Siempre se dio de sí para afuera. Todo
lo que él generó como riqueza a su alrededor, estaba centrado en la educación,
en ninguna otra cosa".
EMILIO PRUD'
HOMME (1856 – 1932)
El
poeta más ferviente de la literatura de la independencia, autor de nuestro
canto épico, de las patrióticas notas del himno nacional, quién inspiró las
bélicas letras, que exaltaron el patriotismo, la soberanía y la defensa de la
Independencia Nacional.
Nació
el 21 de junio de 1856 y desde muy joven se dedicó al magisterio, actividad a
la que dedicó unos treinta años de su vida. Fue un gran colaborador de don
Eugenio María de Hostos. Sirvió como profesor en la escuela
"Perseverancia" de Azua y en el Liceo Dominicano y como Director de
la Escuela Normal.
Su
amor y entrega a la libertad no estaba circunscrito a su país sino a los demás
pueblos de América y, solidarizándose con la lucha independentista puertorriqueña
contra el dominio español escribió "Contra Hibridismo".
Fue
un ferviente opositor a la intervención norteamericana de 1916 que le
arrebatara la soberanía al pueblo dominicano y alterara la educación. Como
consecuencia, Prud'Homme abandonó por un tiempo el magisterio y se dedicó al
ejercicio de su profesión de abogado.
No
se interesó particularmente por la política, pero llegó a desempeñar cargos
como el de Diputado al Congreso y Secretario de Justicia e Instrucción Pública,
posiciones que ocupó mientras duró el gobierno de Francisco Henríquez y
Carvajal (31 de julio de 1916 a 29 de noviembre de 1916).
La
más importante de sus obras es, por supuesto, el himno nacional, primer canto
épico. Fue escrito en 1883 y corregido en 1897, cuando por primera vez fue
utilizado en actos oficiales.
La
música es del maestro José Reyes. Aunque fue difundiéndose cada vez más y
reconociéndose como el Himno de la Nación, no fue sino hasta el año de 1934
cuando Rafael Leónidas Trujillo Molina, por entonces presidente de la República
lo consagró como Símbolo Nacional e hizo obligatorio que el pueblo le rindiera
homenaje.
Entre
otras de sus obras de carácter nacionalista pueden mencionarse: "El 16 de
Agosto", "A la juventud dominicana"; "A mi Patria";
"Déjame Soñar"; "Mi tierra mía" y "Gloria a la
idea".
Otros
poemas basados en ideas americanistas son: "A Bolívar" y "Canto
a América".
Vivió
en Santo Domingo sus últimos tiempos, desempeñando el cargo de Juez de la
Suprema Corte de Justicia en 1930. Murió en 1932.
ROBERTO CASSA (1948 – )
Roberto
Cassá Bernaldo de Quirós nace el día 12 de septiembre del año 1948, hijo del
abogado José Cassá Logroño y la española María Bernaldo de Quirós Villanueva,
de origen noble, sus primeros estudios los realizó en el Colegio Santa Teresita;
se graduó de bachiller en el liceo Manuel Rodríguez Objío.
Para
el año 1974 obtiene su Licenciatura en Historia de la Universidad Autónoma de
Santo Domingo: en el año del 1988 obtiene una maestría en estudios de la
Historia Latinoamericana y un doctorado en Sociología, ambos en la Universidad
Autónoma de México. Fue profesor de Historia Social Dominicana e Historia
Social Universal en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo desde el año 1975
hasta 1985.
A
partir del año 1987 fue empleado como catedrático del Centro de Investigación y
Docencia Económica de México, donde impartió clases de Historia Económica.
Asimismo, fue profesor de Historia en la Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales desde 1986 hasta 1989. También fue profesor de la Universidad Autónoma
de Santo Domingo durante más de dos décadas.
Ha
participado en numerosos proyectos de investigaciones históricas, sociológicas
y económicas auspiciadas por instituciones privadas, estatales y académicas,
además es presidente de la Academia de la Historia Dominicana y miembro de la
Academia de Ciencias de la República Dominicana y de la Asociación de
Historiadores de América Latina y el Caribe.
Recientemente
la XV Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2012 rindió honor a la
trayectoria de este historiador, sociólogo y educador dominicano, designando
una de las calles de la Plaza de la Cultura Juan Pablo Duarte con su nombre
Algunos
de sus ensayos y obras más conocidos son:
1974 Los taínos en la Española
1977
Historia social y económica de la República Dominicana
1980
Elementos introductorios a la teoría materialista de la historia.
1982
Capitalismo y dictadura.
1986
Los doce años: contrarrevolución y desarrollismo.
1990 Movimiento obrero y lucha
socialista en la República Dominicana.
|
1999 Orígenes del movimiento 14 de
junio.
EL RELIEVE DE LA
REPUBLICA DOMINICANA
El Pico Duarte
es el pico más alto de la República Dominicana con una altura de 3,175 metros.
Esta se encuentra ubicada en la Cordillera Central del país.
La Cordillera Central va de Noroeste al Sudeste y es la de mayor longitud. En ella se encuentran las alturas máximas de las Antillas:
-El Pico Duarte: 3,175 metros
-La Pelona: 3,150 metros
-La Rusilla: 3,029 metros
La Cordillera Septentrional o Sierra de Monte-Cristi se encuentra al Norte. Esta se ve desde las proximidades de la ciudad de Monte-Cristi hasta Villa Riva.
La Cordillera Central va de Noroeste al Sudeste y es la de mayor longitud. En ella se encuentran las alturas máximas de las Antillas:
-El Pico Duarte: 3,175 metros
-La Pelona: 3,150 metros
-La Rusilla: 3,029 metros
La Cordillera Septentrional o Sierra de Monte-Cristi se encuentra al Norte. Esta se ve desde las proximidades de la ciudad de Monte-Cristi hasta Villa Riva.
Las
mayores elevaciones son:
-La montaña Diego de Ocampo: 1,250 metros
-El Peñón: 1,100 metros
-El pico Murazo o Jicome: 1,020 metros
-El Mogote: 970 metros
-La montaña Isabel de Torres: 800 metros
La Cordillera Oriental es conocida también como la Sierra del Seibo, esta se extiende desde Cotuí hasta Higüey. En esta zona se encuentran los Haitises.
Al Este de la cordillera Central se encuentra la Sierra de Yamasá. En esta sierra se encuentra la loma de Siete Picos o Siete Cabezas (853 metros) y la montaña Mariana Chica (802 metros).
Desde Oviedo hasta Barahona se encuentra la Sierra de Baoruco. La montaña más alta es El Aguacate (2,100 metros).
Entre valle de Neiba y el valle de San Juan se encuentra la Sierra de Neiba. Aquí se encuentra con 2,260 metros el Monte Neiba. Es una sierra muy seca y despoblada.
La Sierra de Samaná es la que más a sufrido los movimientos sísmicos, las montañas de esta zona son pequeñas, sólo dos superan los 500 metros.
DIVISION
GEOGRAFICA Y POLITICA DE LA REPUBLICA DOMINICANA
División Política
De La República Dominicana
En
la Republica Dominicana hay un total de 31 provincias y un distrito
nacional, 155 municipios y 228 distritos Municipales.
Regiones,
Provincia y Municipio Principal
Capital
de la República Dominicana (Santo Domingo)
Distrito
Nacional
Santo Domingo de
Guzmán
Santo
Domingo Este
Santo
Domingo
Santo
Domingo Norte
Región
Este de la República Dominicana
La
Altagracia
Salvaleón
de Higuey (higuey)
La
Romana
San
Pedro de Macorís
El
Seibo
Santa
Cruz del Seibo (el seibo)
Hato
mayor
Hato
Mayor del Rey (hato mayor)
Monte
Plata
Región
Norte de la República Dominicana (Región del Cibao)
Santiago
Santiago
de los Caballeros (santiago)
Puerto
Plata
San
Felipe de Puerto Plata (puerto plata)
Espaillat
Moca
Samaná
Santa
Bárbara de Samana (samana)
Maria
Trinidad Sanchez
Nagua
Duarte
San
Francisco de Macorís
Hermanas
Mirabal
Salcedo
Montecristi
San
Fernando de Montecristi (Montecristi)
Santiago Rodriguez
San
Ignacio de Sabaneta (sabaneta)
Valverde
Mao
Dajabón
La
Vega
Concepción
de la Vega (la vega)
Monseñor
Nouel
Bonao
Sanchez Ramírez
Cotui
Región
Sur de la República Dominicana
Barahona
Santa
Cruz de Barahona (Barahona)
Pedernales
Pedernales
Independencia
Jimani
Bahoruco
Neiba
Peravia
Bani
Azua
Azua
de Compostela (azua)
San Jose de
Ocoa
San
José de Ocoa
San Cristobal
San Cristobal
San
Juan
San
Juan de la Maguana (San Juan)
Elías
Piña
Comendador
Muchas gracias por compartir esta informacion
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